Sunday, September 16, 2012

Grito

Grito

Mujer, desde que te amo vivo más en la tierra;
las huellas de mis pies son más profundas;
y desde que te amo me duelen dos dolores:

el dolor de verte y el dolor de no verte.

Por eso en tu presencia no sé como ponerme;
de aturdido no encuentro posición;
y mi corazón se agranda de tal modo,
que al caminar tropiezo con mi corazón.

Yo no sé que hacer;
me lastima el amor;
y de un modo tan vivo, de un modo tan duro
que tengo las manos callosas de ahogar el dolor.

Para bien, para mal, siempre te nombro;
aunque te bendiga y aunque te maldiga.
Mi boca necesita de tu nombre
como de la saliva.

Nombrándote
mi pena se achica, mi dolor amengua;
de tanto repetirlo noche y día
lo siento escrito en la lengua.

Y con todo, sonrío, ¡pero cómo da pena!
-¡Para qué te abré visto la vez que te ví!-
Mi sonrisa es forzada y me pesa
como una cadena;
y tengo los ojos mellados
de clavarlos en tí.

Autor: Fernán Silva Valdés

Thursday, September 13, 2012

No te quiero sino porque te quiero

No te quiero sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.

Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.

Tal vez consumirá la luz de enero, 
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.

En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.

Autor: Pablo Neruda

Monday, September 10, 2012

Te voy a hacer un mundo

Te voy a Hacer un mundo de pura poesía;
una estrella remota o una isla fragante,
o nube de la aurora, solitaria y tranquila,
o rumorosa árbol para tu alma de ave.
Sombra de amable sueño,
dulce carne liviana,
cuando suena tu voz de ternura
tan grave,
cuando dejas tu mano sobre mi frente en llamas,
¡cómo temo a mi dicha!,
¡qué miedo de besarte!
Mis manos, tan indignas,
han tocado tu carne.
Mis ojos miserables se bañan
en tu gracia,
y aún estoy en la vida
y oigo latir mi sangre
como los otros seres
que por mi lado pasan.
Tengo que hacerte un mundo
sólo de poesía,
niña de carne de ángel ingrávida
y eterna,
para soñarte en él
como has sido; divina.
Para mirarte siempre
como eres: perfecta.

Tú me gustas total, entera y toda


Tú me gustas total, entera y toda,
no por el fuego de tu pelo húmedo,
ni por tus senos de canela tibia,
ni el pecado del ritmo de tu cadera.

Tú me gustas total, entera y toda,
no por tu boca tan intacta al beso,
ni por las llamaradas de tu carne
que se te está calcinando entre las venas.

Tú me gustas total, entera y toda,
no porque eres mía y no me perteneces,
ni porque la envidia de los demás la siento
como si se tratase de propia envidia.

Tú me gustas total, entera y toda,
no porque me la pase junto a ti
bebiéndome tu aliento, ni rumiando
los pedazos de amor que tú me tiras.

Tú me gustas total, entera y toda,
por ese olor a carne que tú tienes;
  olor de carne de mujer que es tuyo,
porque nadie más huele así en la tierra.

Tú me gustas total entera y toda,
porque ese olor es tuyo y lo encontré para mí.


Autor: Cesar Díaz Martínez

Y apareció el amor

La almohada se suda de trasnocho
y encanece el cabello
adormecido.
Mil luces van cegando la retina
y el humo
es un puñal
que cae sobre la yema de los dedos
y vuelve gris la punta del cigarro.

Afuera se oye el ruido
de las puertas
que doblan su cerrojo
apresuradas.
Los pasos no son pasos
cuando calzan las horas de penumbra.
La lluvia hace que el techo
se reduzca
para esquivar las gotas,
y un hombre
aquí inclinado,
mantenida la frente con las manos,
sostenidos los codos con las piernas,
soportados los hombros
con el arco que tiende a las rodillas,
mientras clava afilada efervescencia
en la frágil ceniza enronquecida,
piensa
que desde que el amor tiene sus labios
en sincera su voz,
y preciso su paso,
y mejor y más ancho su camino,
de más sentido la lucha
que realiza y reclama,
con mayores razones las palabras,
reducido el dolor
que produce la espera,
la actitud más humana.
Por eso en la noche
(un recuerdo en la frente
y en la frente en las manos)
nuevo valor adquiere
este pequeño espacio,
y más calor de humanidad
emerge de los poros
de la sábana.
Un hombre, aquí inclinado,
no dejará que el odio
aletee los párpados.
Ya apareció el amor.
Ya está salvado.


Autora: Heli Colombani

Poema del domingo triste

Este domingo triste pienso en ti dulcemente
y mi vieja mentira de olvido ya no miente.
La soledad a veces es peor castigo,
ah, ¡pero qué alegre todo si estuvieras conmigo!

Entonces no querría mirar las nubes grises
formando extraños mapas de imposibles países
y el monótono ruido del agua no sería
el motivo secreto de mi melancolía.

Este domingo triste nace de algo que es mío,
que quizás es tu ausencia y quizás es mi hastío,
mientras corren las aguas por la calle en declive
y el corazón se muere de un ensueño que vive.

La tarde pide un poco de sol, como un mendigo,
y acaso hubiera sol si estuvieras conmigo,
y tendría la tarde, fragantemente muda,
el ingenuo impudor de una niña desnuda.

Si estuvieras conmigo, amor que no volviste.
Oh, ¡que alegre me sería este domingo triste!


Autor: José Angel Buesa

Voluntad


Podría morirme de la necesidad de verte.
Más no rondo tu casa, ni te sigo en las calles,
ni pido al aire que te me muestre.

Podría morirme; es poco. Estoy muriendo
de no abrazarte y compartir contigo
mi vida, mi poesía, toda mi sangre.

Yo sé que vine después. La otra que te retiene
llegó con el alba, mientras que yo por la tarde,
te encontré cerca del latido de mis sienes.

Desde entonces me tienes; que si río,
es porque has dicho que me quieres;
lloro y me pongo triste mientras pasan
las horas de no verte .

Podría morirme en esta urgencia de  tenerte.
Más no rondo tu casa, ni te sigo en las calles
y ni siquiera pido al aire que te me muestre 

Autora: Lila Meléndez Meléndez 

Esta princesita

Esta princesita de dulce mirada
que tanto me hace suspirar
guarda en su ser lo que más venero, 
y es su alma de niña angelical.

Me lo dicen sus negros ojos
cada vez que la voy a visitar,
de sus labios brotan cantarinas
palabras que invitan a soñar.

Colmadas de alegrías y dones,
jamás le podre olvidar
y sueño con la ilusión, quizás lejana,
de su cariño poder alcanzar.

En ella amo todas aquellas cosas
que siempre le suelen adornar:
su cabello, su sonrisa, su mirada,
y la paz que infunde su faz angelical...



Autor: Orlando Materan Alfonzo

Si usted la viera

El confesor me dice que no te quiera 
Y yo le digo, Padre si usted la viera 
Dice que tus amores me vuelven loco 
Que a mi deber no atiendo, que duermo poco 

Dice que nuestras muchas conversaciones 
Fomentan en la aldea murmuraciones 
Dice que no quererte fácil me fuera 
Y yo le digo, Padre si usted la viera, si usted la viera 

En vano le aseguro que eres es tan pura 
Hay que rezar delante de tu hermosura 
Que eres gentil, airosa, cual azucena 
Que nacen de tus labios 
Que son lluvias de mayo tus blondo risos 
Y que vivir no puedo sin tus hechizos 
El me dice muy hosco que es gran quimera 
Y yo le digo, Padre si usted la viera 

Confesando que el alma tengo en tus ojos 
Me dijo el padre cura con mil enojos 
Que un pecado tan grande no perdonaba 
Y que si te quería me condenaba 

Entonces con amante dulce arrebato 
Del pecho en que lo llevo saqué un retrato 
El cura al ver tu imagen dulce alma mia 
Contemplándolo absurdo se sonreía 

Esa si que refleja santos amores 
Creyó que eras la Virgen de los Dolores 
Esa si que es hermosa la luz de estrella 
Y yo le dije, Padre pues esta es ella. 

Olvidado ya el cura de su corona 
Dijo abriendo los ojos linda persona 
Si es buena como hermosa que en paz te quiera 
Y yo le dije, Padre si usted la viera...


Autor: Eusebio Blanco

Táctica y estrategia

Mi táctica es 
mirarte 
aprender como sos 
quererte como sos. 

Mi táctica es 
hablarte 
y escucharte 
construir con palabras 
un puente indestructible. 

Mi táctica es 
quedarme en tu recuerdo 
no sé cómo ni sé 
con qué pretexto 
pero quedarme en vos. 

Mi táctica es 
ser franco 
y saber que sos franca 
y que no nos vendamos 
simulacros 
para que entre los dos 

no haya telón 
ni abismos. 

Mi estrategia es 
en cambio 
más profunda y más 
simple. 

Mi estrategia es 
que un día cualquiera 
no sé cómo ni sé 
con qué pretexto 
por fin me necesites


Autor: Mario Benedetti