que tanto me hace suspirar
guarda en su ser lo que más venero,
y es su alma de niña angelical.
Me lo dicen sus negros ojos
cada vez que la voy a visitar,
de sus labios brotan cantarinas
palabras que invitan a soñar.
Colmadas de alegrías y dones,
jamás le podre olvidar
y sueño con la ilusión, quizás lejana,
de su cariño poder alcanzar.
En ella amo todas aquellas cosas
que siempre le suelen adornar:
su cabello, su sonrisa, su mirada,
y la paz que infunde su faz angelical...
Autor: Orlando Materan Alfonzo
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